lunes, 21 de noviembre de 2011

El cuentacuentos


Aquella mañana se levantó tarde como siempre. Los cuentacuentos se levantan más tarde que los demás, ellos tienen que soñar más sueños.

Desayunó despacio apuntando en su cuaderno todos los sueños de la noche anterior antes de que los pudiera olvidar. Pero no podía concentrarse, llevaba días con una idea rondando su cabeza... Hacía mucho tiempo, demasiado, que no se encontraba con otros cuentacuentos. ¿Dónde habían ido?

Terminó las tostadas, el café y de apuntar todo lo que conseguía recordar de los sueños. Sin pensar empezó a leer el periodico. ¡Aquello no podía ser! Esas noticias, esa forma de contar la “realidad”. Sin perder un momento encendió la televisión. Un canal, otro, otro más. Publicidad, corazón, noticias, tertulias... Ahí estaban todos, todos los cuentacuentos se dedicaban a contar la “realidad”.

Apagó la televisión con tristeza. Una cosa estaba clara, la gente ya no escuchaba cuentos que sabían que lo eran. Ahora los cuentacuentos pretendían contar la realidad.

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